"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"
Los organismos humanos, sobre todo, a medida que crecen, van adquiriendo una evolución Inmunológica, o sistema defensivo, que los protegen del exterior y es natural. Los agentes agresores , pueden ser tóxicos pólenes, polvo, insectos, cambios de temperatura, alimentos, bacterias, virus, ácaros, químicos, etc.
Cuando nace, el bebé es un inmuno inexperto. Pero le ayuda las defensas que le transmitió su madre por vía placentaria y que dura en su vida hasta el cuarto mes. Luego va haciendo su propia experiencia inmunológica con la ayuda de la leche materna y las vacunas que se les proporciona por esquemas médicos. Sin embargo, el propio cuerpo hace su inmunidad natural, a medida que experimenta en la interacción con el ambiente. Este sistema crece con el humano y de adulto, en condiciones de normalidad, está preparado para vivir en equilibrio con la naturaleza. Cuando algo rompe este equilibrio, aparece la enfermedad.
Aquí nombramos todas las barreras que el humano posee para defenderse de los agentes extraños y agresores del exterior.
¿Consejos? Prevenir aspectos que modifiquen el equilibrio humano- ambiente. Sin exagerar la higiene, sin exagerar el abuso del contacto con elementos agresores. Estimular la defensa activa con vacunas aconsejadas para cada edad.
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